No somos tan ancestrales


La obra surge como una pregunta acerca de las raíces migrantes guayaquileñas de Alfredo Ramírez Raymond y Rafaela Armendaris Parducci. Ambos artistas comparten historias similares: son nietos de inmigrantes, fabricantes y mercaderes que han trazado una línea directa de conocimiento táctil que se extiende hasta converger en esta obra. Sin embargo, las incógnitas acerca del significado de ese origen se mantienen abiertas ¿Cómo conciliar la herencia porteña y mercantil con un arte comprometido? ¿Se pueden desarmar las máquinas de producción capitalista para hacer arte?


Ramírez y Armendaris realizan su propia lectura del “ser guayaquileño” oponiendo manufactura y arqueología. De ahí que este encuentro se sintetice en una urna mecanizada en acero que atesora restos arqueológicos de la cultura Chorrera de San Pedro. La urna fue fabricada por los artistas a partir de técnicas para hacer repuestos y reparar maquinaria industrial en los mismos torno y fresadora utilizados por la familia Ramírez. Los restos arqueológicos que contiene la urna aparecieron tras una investigación de Armendaris acerca de su propia historia familiar. Fueron descubiertos por su tía, Resfa Parducci en el norte de Guayaquil.


“No somos tan ancestrales pero tampoco aculturados; somos una aleación de metales, arenas, y herencias que nunca se termina de fundir completamente. Esta obra pone en evidencia nuestro origen transculturado y la reivindicación del mismo como una fuente infinita para la creación”.








Sorry... couldn’t be bothered to translate it for you






original artifact






No somos tan ancestrales
(We are not that ancestral)
Alfredo Ramírez Raymond and Rafaela Armendaris Parducci
Sculpture 2022
AISI 1018 Carbon Steel, 304 stainless steel rods, hardware, archeological artifacts of the Chorrera Culture dug up by Rafaela’s grand aunt.